domingo, 18 de noviembre de 2007

Hipótesis y realidad actual de los jeroglíficos

Cuando los jeroglíficos no estaban descifrados, la edad de oro de Egipto fue considerada un misterio para los historiadores de distintos tiempos. El ansias de conocer aquello que parecía indescifrable, llevó a distintos arqueólogos e historiadores ha comenzar un largo proceso para lograr dicho propósito. Algunos historiadores proponían resolver el problema, descifrando los textos como si fueran acertijos para luego extraer verdades desconocidas. Estos métodos fueron considerados por algunos historiadores y arqueólogos como descabellados y poco ortodoxos para lograr el desciframiento de los jeroglíficos.
Un jesuita del siglo XVII interpretaba el siguiente grupo de siete jeroglíficos: “El creador de toda la fecundidad y de todo crecimiento es el dios Osiris, cuya fuerza vivificadora saca la santa Mofta del cielo hacia su imperio”. Actualmente se sabe que esos siete jeroglíficos componen la palabra autócrata, dueño absoluto, uno de los títulos de los emperadores romanos 5.
Para los egipcios, la imagen y el jeroglífico, fueron siempre inseparables, aún cuando al perfeccionarse la escritura jeroglífica se hiciera silábica, adquiriendo los signos un valor fonético independiente del figurativo que tuviera en un principio.
Durante tres mil años, los jeroglíficos egipcios, siguieron siendo la base de la escritura monumental debido a la belleza que ellos tenían. Paralelamente, otras escrituras como la hierática y luego la demótica, se iban perfeccionando para ser utilizadas en tareas administrativas y en papiros o tablillas de madera.
Los siguientes jeroglíficos se consideraban aún en una etapa de escritura puramente ideográfica:

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